MENORES RECLUTADOS POR EL CRIMEN
DEBEN SER
ATENDIDOS COMO VÍCTIMAS
En México la institucionalidad en materia de
protección de derechos de niños, niñas y adolescentes es muy débil: Mónica
González Contró, directora del Instituto de Investigaciones Jurídicas
Una de las consecuencias más
nefastas que trajo la llamada “Guerra contra el Narcotráfico”, desatada durante
el sexenio del presidente Felipe Calderón (2006-2012), fue el incremento de
casos de niños, niñas y adolescentes reclutados por la delincuencia organizada.
Hoy en día, por desgracia, este fenómeno social sigue afectando a buena parte
del país.
Aunque se desconoce cuáles son
las dimensiones reales de este problema (el número de estos niños, niñas y
adolescentes oscila entre 35,000 y 460,000, de acuerdo con el estudio que se
cite), sí se tiene muy claro que se presenta con más frecuencia en aquellos
estados donde la inseguridad, la extrema violencia y las actividades de los
grupos delincuenciales son cotidianas.
“A esos factores hay que
sumarles, claro, la pobreza y marginalidad de muchas familias que viven en
zonas violentas, así como la deserción escolar y la baja provisión de servicios
por parte del Estado”, apunta Mónica González Contró, directora del Instituto
de Investigaciones Jurídicas (IIJ) y especialista en derechos de niños, niñas y
adolescentes.
Factor de riesgo estructural
De acuerdo con González
Contró, la institucionalidad en materia de protección de derechos de niños,
niñas y adolescentes es muy débil en México.
“Y lejos de fortalecerse,
vemos que cada vez tiende a debilitarse más. En pocas palabras, el Estado no
está presente en la vida de este grupo de población, lo que constituye un
factor de riesgo estructural. Además, nuestro marco normativo también tiene
carencias al respecto.
Debemos recordar que en 2015,
cuando el Estado mexicano presentó su último informe acerca del cumplimiento de
la Convención sobre los Derechos del Niño, el Comité de los Derechos del Niño
de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) le señaló que esta clase de
reclutamiento tendría que ser un tipo penal específico”, agrega.
Diversos estudios recogen
testimonios de niños, niñas y adolescentes en los que refieren las diferentes
funciones que desempeñan dentro de un grupo delincuencial. Es así como se ha
sabido que casi siempre empiezan como “halcones” (individuos que se encargan de
vigilar y alertar sobre la presencia de autoridades o enemigos), pero con el
paso del tiempo también pueden realizar labores de tráfico de estupefacientes o
incluso convertirse en sicarios y ejecutar uno que otro asesinato.
Igualmente se sabe que son
reclutados bajo la promesa de que tendrán dinero, mejores condiciones de vida y
cierto poder, pero también bajo amenazas y violencia física y/o psicológica.
“Por eso, es fundamental tener
un marco normativo robusto que permita tratar a los niños, niñas y adolescentes
como víctimas cuando son reclutados por la delincuencia organizada y, en caso
de que hayan cometido algún delito, juzgarlos también desde esa perspectiva.
Esta doble dimensión es muy relevante, pero no está suficientemente
visibilizada en México”, indica González Contró.
Régimen jurídico especial
México cuenta con un régimen
jurídico especial para los menores de edad –el Sistema de Justicia para
Adolescentes, contemplado en el artículo 18 de la Constitución– que considera
sus condiciones de desarrollo y establece que no se les puede juzgar de la
misma manera que a los adultos.
Los grupos
delincuenciales se aprovechan de esta circunstancia para reclutar niños, niñas
y adolescentes, pues están conscientes de que si éstos son detenidos y juzgados
no se les castigará con la misma severidad con que se hace a un adulto.
“Pero lo que se olvida o
ignora es que el Sistema de Justicia para Adolescentes prevé que si una persona
menor de edad está en un entorno que favorece la comisión de actos delictivos,
debe ser protegido y alejado de las condiciones que lo indujeron a cometerlos
por primera vez. Se pueden tomar innumerables medidas para que no vuelva a
delinquir, como cambiarlo de domicilio, prohibirle ir a determinados lugares,
etcétera, pero en la práctica no se han tomado con el rigor que se requiere.
Esto nos lleva al falso debate de la baja de la edad penal.
No poca gente dice que, si hay
personas menores de edad involucradas con la delincuencia organizada, es
necesario bajar la edad penal, pero esto tampoco resuelve nada, pues en el
mundo entero se ha demostrado que el endurecimiento de las penas no conduce a
una baja en la actividad delictiva. Más bien se tienen que tomar medidas de prevención
temprana, trabajar en las comunidades donde se dan fácilmente los procesos de
reclutamiento de personas menores de edad, y, cuando surja un caso, intervenir
de inmediato”, dice González Contró.
https://www.youtube.com/watch?v=VqA0EF0IL9Y
En 2015, el Comité de los
Derechos del Niño de la ONU también le dijo al Estado mexicano que tenía que
hacer un diagnóstico del reclutamiento de niños, niñas y adolescentes llevado a
cabo por la delincuencia organizada, combatir sus causas estructurales, entre
las que se encuentran la violencia armada en los territorios dominados por
grupos delincuenciales, el tráfico de estupefacientes, la desigualdad de género
y la marginación, e investigar los casos de desapariciones y muertes violentas.
“Y puso énfasis en que tenía
que revisar la estrategia de lucha contra la delincuencia organizada, cuyos
delitos no son únicamente el narcotráfico y la venta de estupefacientes, sino
también la trata de personas y el reclutamiento forzado. Sin embargo, el Estado
mexicano no ha cumplido con esta recomendación.”
En opinión, de González Contró, no se puede perder de vista que, independientemente de que hayan cometido algún delito, los niños, niñas y adolescentes reclutados por la delincuencia organizada son víctimas, que el Estado mexicano les ha fallado porque no les ha garantizado sus derechos y que la sociedad tiene que demandar acciones de prevención en territorios de alto riesgo y el fortalecimiento del marco normativo e institucional.
En México se han puesto en
marcha algunas acciones para combatir este problema social, pero no atacan sus
causas estructurales, las cuales, según la observación general número 25 del
Comité sobre los Derechos del Niño de la ONU, se han recrudecido en los últimos
años.
"Ahora los grupos delincuenciales
están aprovechando en todo el mundo los medios digitales para reclutar niños,
niñas y adolescentes, por lo que los Estados nacionales tienen la obligación de
generar políticas y un marco normativo e institucional adecuado para prevenir precisamente este tipo de
acciones”, comenta Mónica González Contró.
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