La
Reforma Electoral y los OPLES
Para
Contar
Arturo
Zárate Vite
La
intención de eliminar los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLES) no es
ninguna novedad. En la pasada legislatura (LXIV) buscó hacerlo el ahora
presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, Sergio Gutiérrez
Luna. Organizó foros sobre el tema y llegó a la conclusión de que se requieren
en las 32 entidades del país.
Desistió
de su idea original, aunque observó la urgencia de un manejo más riguroso y
transparente del presupuesto, evitar excesos o derroches en la realización de
programas que no son esenciales. Hay instituciones que no son cuidadosas con su
austeridad.
Sin
embargo, no parece ser el principal problema de los OPLES. La reforma electoral
que se avecina, por lo que ha trascendido, insistirá en ponerles fin, con el
argumento de que siguen sin funcionar con imparcialidad.
Desde
antes de que nacieran, era del dominio público la influencia de los
gobernadores en los organismos electorales estatales. Totalmente controlados. A
los consejeros los elegía el congreso local y la mayoría en el congreso local
estaba a las órdenes del gobernador.
Con
la creación de los OPLES se modificó la ley para que los consejeros locales
fueran electos, previo procedimiento de evaluación, por los consejeros
electorales del Instituto Nacional Electoral (INE). De esa manera se cortó de
tajo la intervención que tenía el gobernador en este procedimiento.
Todo
parecía encaminarse a que sería suficiente con esa medida para que nadie
tratara de manipularlos. Ya ninguno de los consejeros le debería el cargo al
gobernador en turno.
No
fue suficiente, el poder legislativo no se dio cuenta o no quiso darse cuenta,
que los nuevos organismos continuarían bajo el dominio del mandatario estatal,
porque ahora el control lo ejercería a través de presupuesto. El presupuesto lo
aprueba el congreso local, nada más que en esa instancia, como sucedía en el
pasado, la mayoría parlamentaria, en casi todos los casos, responde a intereses
del gobernador.
Hay
que reconocer que existen OPLES que han sabido actuar con estricto apego a la
ley, verticales, sin interferencias de nadie, sin aceptar presiones de ningún
tipo. La designación que se hace de consejeros locales desde el INE ha sido de
gran ayuda. Cuando llegan a desviarse del camino, el propio instituto nacional
ha procedido a relevar los cuadros incumplidos.
Hasta
donde se sabe, la reforma electoral va por ejercer un mayor control desde el
órgano central, para que los gobernadores no tengan ninguna oportunidad de
controlarlos.
Desaparecerlos,
como lo pudo comprobar el diputado Gutiérrez Luna, que tiene más de una
veintena de años siendo experto electoral, no sería la mejor opción. En todo
caso, perfeccionar su funcionamiento o transformarlos, hacer ajustes y
cambiarles de nombre, no pretender empezar de cero, porque significaría
desperdiciar lo avanzado o echar a la basura el dinero público que hasta ahora
se ha invertido.
@zarateaz1
arturozarate.com
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