Doña Chayito
Francisco Gómez Maza
Análisis a Fondo
· Lo que una madre hace por su hijo
· Rosario Ibarra, la eterna buscadora
Apenas habíamos salido de
Excélsior por un manotazo de Luis Echeverría Álvarez (1976), y el grupo de
reporteros en la diáspora pergeñaba la idea de la revista Proceso, que
obviamente dirigiría Julio Scherer García, apareció
en mi vida profesional una mujer que andaba buscando a su hijo desaparecido por
las fuerzas de seguridad del estado: Doña Rosario Ibarra de Piedra.
Junto con mi querido
condiscípulo, colega y amigo, José Reveles
Morado, fuimos a un pequeño departamento de la colonia Roma de la Ciudad de México
a conversar y entrevistar a Doña Rosario, una encantadora mujer pequeñita de
cuerpo, pero grande, muy grande de espíritu, que traía en EL corazón y en las
fibras más +intimas de su ser un gran dolor por la desaparición de su hijo:
Jesús Piedra Ibarra.
Decidida a pasar los más
horribles sufrimientos – ya no podían ser más horribles que la pérdida de su
joven hijo-, Doña Rosario dejó la ciudad de Monterrey para enfrentarse a la
frialdad de aquellos gobernantes que no se tocan el alma si de desaparecer opositores
se trataba, ya fuera encarcelándolos, o echándolos vivos desde un helicóptero
al mar, o haciendo que se pudrieran en cualquier mazmorra. La más conocida era
la del Campo Militar Número uno.
A Jesús alguien lo vio en el
Campo Militar No. 1, a donde se entraba por la fuerza de los esbirros del
régimen priista, pero era sacarse el premio de la lotería si se llegaba a salir
vivo. Esa información le inculcó a Doña Chayito más fuerza, más decisión, para
profundizar la búsqueda de su hijo. Todo lo que una madre está dispuesta a
hacer por su hijo, Rosario lo hizo.
La entrevista de Reveles y yo con
Doña Rosario derivó en una nota que publicamos, destacada, en aquel espacio que
nos dejó el sistema antidemocrático que vivíamos los mexicanos, cuando José López Portillo, único candidato, “ganó” las
elecciones: la revista Proceso, ya convertida en voz de quienes no tenían voz.
Doña Rosario se convirtió en la
primera buscadora de desaparecidos. Buscando a Jesús fundó el movimiento Éureka
y confrontó al sistema, a los presidentes de la república desde López Portillo
en adelante, hasta que sus fuerzas de mujer fuerte le alcanzaron.
Llegó inclusive a presentarse
como candidata a la Presidencia de la República en aquellas elecciones
antidemocráticas que despojaron del triunfo a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano,
Después de la búsqueda personal,
Doña Rosario se convirtió en la primera buscadora de desaparecidos en México.
Éureka fue el símbolo de muchas madres en busca de sus hijos, de sus hijas, de
sus padres y madres, de sus familiares. Miles de desaparecidos que nunca
regresaron vivos a su casa y que fueron y siguen siendo buscados por las
buscadoras.
Pero llegó el momento en que
Rosario Ibarra tuvo que dejar de buscar a Jesús en los cientos de desaparecidos
que encontró en los cementerios clandestinos de México, una gran tumba de
ejecutados, y enterrados vivos.
Dejó Éureka y todos los esfuerzos
para cambiar el estado de cosas de esta sociedad enferma. Tenía que irse y no
puedo llorar su muerte, sino celebrar la vida que me concedió darle la
bienvenida a la ciudad de México. Dejó este mundo este sábado 16 de abril en su
casa de la ciudad de Monterrey, Nuevo León, Nació el 24 de febrero de 1927.
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