¿8 millones de firmas a la basura?
Para Contar
Arturo Zárate Vite
En números redondos, ocho millones de
firmas quedarán sin revisar por el Instituto Nacional Electoral (INE).
La norma exigía el tres por ciento del
listado nominal, o sea, dos millones 758 mil 227 firmas de ciudadanos y
ciudadanas, para admitir la realización del ejercicio de Revocación de Mandato.
Se recabaron más de 11 millones, más
del doble de lo que solicitaba la ley para estos casos.
Para el INE, por razones
presupuestales, fue suficiente con revisar tres millones, para asegurarse de
que fueran auténticas, que no tuvieran ningún tipo de irregularidad.
Ya no hubo dinero para seguir y
terminar la revisión.
¿Y qué se hará con los ocho millones
de firmas que no se revisaron? ¿Se van a tirar a la basura? ¿Se mantendrán
guardadas hasta que el tiempo se encargue de borrar la tinta de las firmas estampadas
en formatos físicos o se deshaga el papel utilizado?
Pareciera que ya a nadie le va a
importar lo que se haga con esas firmas, porque lo fundamental era avalar
llevar a cabo el proceso de Revocación y está cumplido con tres millones.
Los ciudadanos y ciudadanas deberán de
estar satisfechos de que se haya alcanzado el primer objetivo, la recolección
de firmas en formato impreso y aplicación digital para autorizar la
organización del mecanismo establecido como derecho ciudadano.
Todo indica que nadie de los ocho
millones de firmantes va a protestar porque no se haya verificado la
autenticidad de su petición cuando lo principal ha quedado resuelto.
Esta vez, el que no se haya terminado
el trabajo de revisión de firmas, no tiene consecuencias mayores.
Sin embargo, no deja de ser un llamado
de atención lo que significa para el organismo electoral no contar con recursos
suficientes en cada una de sus actividades.
Deberá ser doblemente cuidadoso para que no se afecte ninguna tarea sustancial del instituto, derivado de los ajustes obligados al no contar con ministraciones extraordinarias de las autoridades hacendarias y mucho menos una partida específica aprobada por los diputados para la realización del ejercicio Revocación de Mandato.
Por lo pronto, los ocho millones de
firmas que no se revisaron, así se van a quedar, sin revisar, embodegas en
alguno de los inmuebles con que cuenta el instituto electoral.
Ya se verá más adelante si se revisan para
confirmar que son auténticas, descubrir irregularidades o con fines
estadísticos y académicos que ayuden a perfeccionar el procedimiento.
Lo de las firmas es lo de menos, lo
delicado es que por las mismas limitaciones presupuestales se instalen menos
casillas (57 mil de las 161 mil previstas) para recabar el voto de ciudadanos y
ciudadanas en materia de Revocación de Mandato el próximo 10 de abril. En esas
condiciones será más difícil que se logre el 40 % de participación del listado
nominal para que el proceso sea vinculante.
Y si el proceso no es vinculante, ni
en este ni en ningún otro caso, existiría la posibilidad de hacer efectivo el
derecho de la sociedad a quitarle el cargo a un mal gobernante.
La luz roja se ha encendido, las
partes involucradas deberían de reflexionar sobre lo esencial que es ponerse de
acuerdo en materia de gasto electoral, no vaya a ser que por sus diferencias se
ponga en riesgo la organización de la competencia presidencial en 2024.
@zarateaz1
arturozarate.com
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