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miércoles, 13 de marzo de 2024


 

TODOS PERDEMOS


ROMPECABEZAS


ABEL LUNA ESPINOSA


Saludos a mis lectores, después de un sabático nuevamente retomo esta columna, con nuevos bríos y frente a los panoramas desconcertantes que nos ha tocado vivir en este México nuestro y ante los que no puedo quedarme callado.


Desde hace varios años las charlas entre amigos,en la familia o en las sobremesas ha sido el lamentable clima de inseguridad en que hemos estado viviendo sin que tengamos autoridades públicas responsables en la aplicación de las leyes.


Esto nos ha llevado hasta extremos intolerables ya, como el hecho de ver en los noticiarios las constantes pugnas entre grupos rivales de la delincuencia, incendios, asesinatos, asaltos en la vía pública y en los transportes de mercancías o de pasajeros. ¡Y todavía tratan de vendernos la idea de que el país está en paz!


Nuestro país enfrenta un clima creciente de irresponsabilidad en muchos niveles del quehacer cotidiano: desde candidatos a puestos de elección popular impuestos o respaldados con recursos económicos y en especie por los delincuentes, hasta los más elevados niveles de la política nacional en donde se están enriqueciendo sin ninguna limitación; y si no que realmente fueran investigados los hijos del presidente de la República en sus acciones corruptas en el tendido del Tren Maya.


El clima de guerra aparece lo mismo en las redes sociales que en los medios electrónicos tradicionales, de hecho no hay noticiarios en donde no sean repetidos, durante todo el día, y gran parte de la noche, las notas rojas dando cuenta de hechos de sangre, acciones propiamente de guerra, de terrorismo cotidiano manifestado en incendios, saqueos, asaltos, robos de vehículos, y, el muy lamentable escenario de desapariciones de personas de diferentes estratos y condiciones sociales y economicas.


CON TODA LA razón el escritor polaco Ryszard Kupuscinski decía: “La guerra es la degradación del hombre al mismo nivel que la bestia. Cada guerra es una derrota para todos. No hay ningún vencedor. He visto muchas guerras… luego fue saliendo a la luz la enorme infelicidad que la acompañaba: mutilados, los niños mutilados, las ciudades heridas y arrasadas, la gente irremediablemente enloquecida”


Para la inmensa mayoría de los políticos el fenómeno de la guerra se ha delimitado a la pugna entre dos bandos (un falso maniqueísmo que impide ver la realidad), sin mayores consideraciones acerca de las repercusiones sociales y humanas, más que económicas, por  las devastaciones dejadas como consecuencia de estos conflictos.


Cercanos a nuestra geografía  -aunque el principal inquilino de Palacio Nacional lo niegue- la guerra ha generado grandes pérdidas humanas en amplias zonas del país, en muchos sectores económicos (¿y vaya que los transportistas tienen muchos que apuntar sobre el tema), pero lo más preocupante, en estos momentos, plantea necesariamente la pregunta: ¿frente a este panorama de conflictos en el próximo sexenio se seguirá optando por la salida militarizada ante los delincuentes?


Cada guerra sigue y seguirá siendo una derrota para todos. El cuantioso número de muertos de este sexenio, que por negligencia, inconsciencia, omisión o colusión de los funcionarios públicos, que deberían haber asumido otra posición, ¡se han hecho de la vista gorda (¿o son cómplices?) frente a tantas calamidades!


La ignorancia en la aplicación de las leyes en muchas latitudes del país ha llevado a la proliferación de delincuentes de todo tipo, al grado de que el tránsito por las vías públicas se ha vuelto muy preocupante porque cualquier imbécil puede sacar un arma y dedicarse a los asaltos y hasta los homicidios.


O también cualquier grupo de orates pueden asentarse en la calle, drogarse,  ingerir bebidas alcohólicas, orinarse y hacer escándalo con bocinas a todo volumen sin que ninguna autoridad los perturbe en su “diversión” a pesar de las leyes sobre justicia cívica y de delimitación del ruido.


Estos escenarios puede uno verlo en muchas ciudades mexicanas, en donde muchos policías sólo han servido de elemento decorativo frente a estos infractores.


Autoridades irresponsables las encontramos en todos los niveles de gobierno y sin duda siguen gozando de cabal impunidad porque no hay quien tampoco los sancione, detenga u obligue al resarcimiento de los daños.


A LA CRECIENTE CORRUPCIÓN, en esta administración barnizada con eufemismos, vemos el creciente desencanto y desilusión de la mayoría de quienes acudieron a las urnas en las votaciones de 2018 creyendo en las palabras del sofista tabasqueño que durante 16 años buscó la presidencia de la República, pero el desencanto ha llegado en muchos aspectos, principalmente por la inseguridad, la devastación educativa es innegable, y aún más bajo el argumento facilón de que las cosas cambiaron después de la famosa pandemia.



Frente a las promesas de campaña de que el país -¿ahora sí?- verá el regreso de los soldados a sus cuarteles, surge, indudable, el enriquecimiento de unos cuantos generales, poco más de 50, que han sido repudiados por la mayoría de sus compañeros ya que su formación es para la protección de la ciudadanía y de ninguna manresa para dedicarse a las tareas de seguridad pública.


Para qué recordar aquellas advertencias de que no se expusiera al Ejército a las tentaciones de los cañonazos millonarios de los delincuentes, si ahora les ha valido absolutamente nada y se las han pasado por donde usted ya sabe.


La afirmación de la candidata presidencial Xóchitl Gálvez de que regresará a los verdes a sus cuarteles aún está por verse en la práctica, porque frente al panorama de creciente militarización en muchas zonas del país se ha presentado la presencia de la delincuencia organizada y el más lamentable ejemplo es la huida de muchos habitantes de sus comunidades por la agresividad de los malandros.


La falacia presidencial de que el país ha dejado atrás la inseguridad y la corrupción sólo ha quedado para endulzar los oídos a sus corifeos; la necia realidad es muy diferente, radicalmente es otra y que en nada se relaciona con las palabras cotidianas vertidas en las conferencias de Palacio Nacional.



 Estamos dando poder desmedido a Ejército: Sen. Xóchitl Gálvez (PAN)

8 sept 2022

https://www.youtube.com/watch?v=UOp3t3HcPLo

Frente a las promesas de campaña de que el país -¿ahora sí?- verá el regreso de los soldados a sus cuarteles, surge, indudable, el enriquecimiento de unos cuantos generales, poco más de 50, que han sido repudiados por la mayoría de sus compañeros ya que su formación es para la protección de la ciudadanía y de ninguna manresa para dedicarse a las tareas de seguridad pública.


Para qué recordar aquellas advertencias de que no se expusiera al Ejército a las tentaciones de los cañonazos millonarios de los delincuentes, si ahora les ha valido absolutamente nada y se las han pasado por donde usted ya sabe.


La afirmación de la candidata presidencial Xóchitl Gálvez de que regresará a los verdes a sus cuarteles aún está por verse en la práctica, porque frente al panorama de creciente militarización en muchas zonas del país se ha presentado la presencia de la delincuencia organizada y el más lamentable ejemplo es la huida de muchos habitantes de sus comunidades por la agresividad de los malandros.


La falacia presidencial de que el país ha dejado atrás la inseguridad y la corrupción sólo ha quedado para endulzar los oídos a sus corifeos; la necia realidad es muy diferente, radicalmente es otra y que en nada se relaciona con las palabras cotidianas vertidas en las conferencias de Palacio Nacional.


FOTOS: GOBIERNO DE MÉXICO.

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