PESE A LEYES Y TRATADOS, PREVALECE
EN MÉXICO EL TRABAJO INFANTIL
- En
México se calcula que hay 3.3 millones de menores y adolescentes que
desempeñan diversas labores: Elisa Ortega Velázquez
- El 12 de junio se conmemora el Día Mundial contra el Trabajo
Infantil; el tema de este año es: “Justicia
social para todos. ¡Acabemos con el trabajo infantil!”
La pandemia por la COVID-19, las crisis económicas y los conflictos en
el mundo han generado que más familias caigan en la pobreza y que millones de
niños se integren al trabajo infantil. De acuerdo con el Fondo de las Naciones
Unidas para la Infancia (UNICEF) se estima que en la actualidad hay
aproximadamente 160 millones de niños trabajando; es decir, casi uno de cada 10
en el mundo.
“Cerca de la mitad de ellos, unos 79 millones, realiza trabajos
peligrosos que ponen en riesgo su integridad física”, afirma la coordinadora de
la Línea de Investigación Institucional “Promoción y Protección de Derechos de
la Infancia”, del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM,
Elisa Ortega Velázquez.
Con motivo del Día Mundial contra el Trabajo Infantil -que se conmemora
el 12 de junio- define que este concepto es toda actividad laboral que priva a
niños, niñas y adolescentes de su niñez, de vivir conforme a su etapa de
crecimiento, y que es perjudicial para que se desarrollen tanto física como
psicológicamente.
“Hablamos de trabajos peligrosos y perjudiciales física, mental o
moralmente y que interfieren con sus actividades escolares, ya que les priva de
la posibilidad de asistir a la escuela o les obliga a abandonarla de forma
prematura, o les exige combinar el estudio con un trabajo pesado, que les
consume mucho tiempo”, detalla.
La experta universitaria advierte que el aumento en la tasa de trabajo
infantil a nivel mundial en los últimos años también se relaciona con la
pandemia por la COVID-19, la cual dificultó que muchos continuaran con sus
estudios, pues requerían contar con electricidad, internet y dispositivos
móviles. “Después de terminada la pandemia, muchos de los niños que dejaron la
escuela ya no pudieron reintegrarse”.
Las cifras sobre trabajo infantil, agrega, varían según la región del
mundo: África ocupa el primer lugar,
pues se calcula que una quinta parte de los niños -72 millones- están en esa
situación; Asia y el Pacífico ocupan el segundo sitio, con 62 millones de
niños; mientras que en las américas se estima que hay 11 millones. Para Europa
y Asia Central, la UNICEF refiere seis millones en situación de trabajo
infantil; en tanto, para los estados árabes, un millón.
En América Latina, México se ubica como el segundo país con el mayor
nivel de trabajo infantil, sólo superado por Brasil. Se calcula que en nuestro
país hay 3.3 millones de niños, niñas y adolescentes laborando, gran parte de
ellos en el sector agropecuario, según la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil
del INEGI, asevera la doctora en Derecho.
Peores formas de trabajo
La experta universitaria explica que el trabajo infantil abarca todas
las actividades económicas que realizan las y los menores de 12 años; las
ligeras permitidas para aquéllos de 12 a 14 años; y también abarca las peores
formas de esta actividad.
Estas últimas son “un lastre y el origen de violaciones gravísimas de
derechos humanos para niños, niñas y adolescentes porque atentan contra su
dignidad, integridad y bienestar físico, emocional y psicológico”. Se detallan
en el Convenio No. 182 de la Organización Internacional del Trabajo y hacen
referencia a diversas maneras de explotar a niños, niñas y jóvenes por parte de
adultos.
“Allí están todas las formas de esclavitud o prácticas análogas; por
ejemplo, cuando se vende o ‘engancha’ a niños, niñas y adolescentes con el fin
de obtener un beneficio económico. Tenemos la trata laboral que incluye el
trabajo doméstico, el empleo en fábricas, maquiladoras, espacios agrícolas, la
construcción y el trabajo en minas que se da en otras latitudes como África”,
argumenta la investigadora.
También se encuentra la mendicidad ajena, que se presenta cuando piden
dinero en las calles y normalmente hay personas adultas que se benefician de
ello; la servidumbre, que consiste en ocuparlos para labores de limpieza en
restaurantes, negocios y para quehaceres domésticos, a cambio de condiciones
mínimas de alojamiento y alimentación.
De igual forma, el matrimonio forzado o servil, a través del cual se
entregan niñas a adultos, a fin de disminuir deudas de los padres o para
obtener dinero. Asimismo, se encuentra el reclutamiento o su oferta para fines
de explotación sexual-comercial, en la prostitución o la producción de
pornografía; además de su empleo en actividades del crimen organizado, que
puede incluir acciones propias del narcotráfico y el tráfico de órganos.
La académica lamenta que en México esté normalizada la mendicidad ajena,
y señala como un “foco rojo” el matrimonio infantil, especialmente en
comunidades indígenas y pueblos originarios, donde todavía se acepta por
razones de usos y costumbres.
“Es importante acotar que sí hay que ser respetuosos de los usos y las
costumbres de los pueblos originarios, siempre y cuando no se vulneren los
derechos humanos de las personas, especialmente de niños y niñas”, subraya.
La integrante del Sistema Nacional de Investigadores advierte que la
política nacional en materia de niñez -que abarca el combate de este tipo de
prácticas- es atendida por el Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas,
Niños y Adolescentes y demás instancias gubernamentales que participan en la
elaboración de las acciones públicas en materia de niñez en México.
Sin embargo, la investigadora enfatiza: “En nuestro país existe una
dislocación del discurso de derechos humanos de la niñez. Se trata de una
dislocación eminentemente práctica o de política pública, ya que normativamente
se cuenta con una ley aceptable en la materia (Ley General de los Derechos de
Niñas, Niños y Adolescentes) que se encuentra armonizada con la Convención
sobre los Derechos del Niño.
“Entonces, si bien en el ‘papel’ todos los actores sociales están
dispuestos a apoyar el respeto de los derechos de la niñez, en la realidad es
muy diferente y no existen las partidas presupuestales que hagan realidad lo
dispuesto a nivel normativo. Hay diversas hipótesis sobre por qué pasa esto y
una es porque los niños no votan”, puntualiza la experta.
Este año el tema en el que se centra esta efeméride es “Justicia social
para todos. ¡Acabemos con el trabajo infantil!”, por lo cual la investigadora
del IIJ llama a visibilizar el problema y a la acción del Estado para atender
los temas de niñas, niños y adolescentes en congruencia con los tratados que
México ha ratificado en materia de garantías fundamentales, principalmente la
Convención sobre los Derechos del Niño.