Para Contar
Arturo
Zárate Vite
Alfonso
Martínez Domínguez nunca estuvo cerca de perder el fuero como senador,
era poderoso integrante de la cúpula tricolor.
Había sido líder de los diputados de su partido,
dirigente nacional priísta, gobernador de Nuevo León, Regente del entonces
Distrito Federal, cargo que tuvo que dejar al verse involucrado en el llamado
“Halconazo” del 10 de junio de 1971 en contra de estudiantes.
Como senador, llegó a romper la regla y fue crítico
en tribuna, por una sola vez. Sorprendió a más de uno en su bancada. Nadie se
acercó a felicitarlo. Decidí hacerle breve comentario que reconocía su
exposición. Su reacción fue inmediata, apenas agradeció, reveló el costo de su
comportamiento: “ahora tengo que aguantar auditorías en mis empresas”. Jamás
volvería a disentir en su grupo parlamentario.
Ricardo Anaya Cortés ha sido diputado local,
diputado federal, dirigente nacional del PAN, candidato presidencial de su
partido y ahora senador. Se autoexilió en los Estados Unidos durante seis años
por temor a ser detenido, acusado de supuesto enriquecimiento ilícito y lavado
de dinero. Regresó y dio la cara una vez que rindió protesta como senador
plurinominal.
Julio César Godoy Toscano tuvo que esconderse en la
cajuela del auto de Guadalupe Acosta Naranjo para poder entrar al recinto
legislativo de San Lázaro y rendir protesta como diputado. Era perredista
perseguido por tener presuntos vínculos con la delincuencia organizada. 
El fuero, si se quita o no, está otra vez en la
mesa de análisis. La presidenta Claudia Sheinbaum ha anunciado que propondrá su
eliminación en el caso de los diputados y senadores. Si para quien ocupa la
presidencia se eliminó el fuero desde 2021 (se agregaron delitos por los que
puede ser acusado, entre ellos corrupción, ya no solo por traición a la patria),
porqué se tendría que preservar para legisladores, ha preguntado la mandataria.
En los hechos, hay casos que demuestran que el
fuero no es impedimento para ir a prisión cuando se comete un presunto ilícito.
Se lo quitaron al senador Jorge Díaz Serrano en 1983, acusado de haber cometido
alguna falta como director de Pemex. 
También le quitaron el fuero al diputado Saúl
Huerta, acusado en 2021 de abuso sexual contra un menor y hasta hoy sigue
encarcelado. Igual le aplicaron el juicio de procedencia a la diputada Lucero
Guadalupe Sánchez, por falsificar acta de nacimiento y credencial del INE, con
tal de visitar la celda de Joaquín “El Chapo” Guzmán.
El caso del senador y dirigente priísta Alejandro
Moreno Cárdenas está en la Sección Instructora de la Cámara de Diputados y
podría ser resuelto en próximas semanas. Si le quitan el fuero, tendría que
responder por las imputaciones de enriquecimiento que le hace el gobierno de
Campeche.
A México llegó el fuero con la Constitución de
Cádiz en 1812. Existe en el mundo desde el siglo XIV, en primer lugar, en
Inglaterra y Francia, como una medida para evitar represalias del poder
ejecutivo y monárquico. La protección sobrevive en muchos países, con sus
respectivos matices. México no está exento de venganzas políticas.
Con tal de eliminarlo de la carrera presidencial,
le quitaron el fuero a Andrés Manuel López Obrador siendo jefe de gobierno en
la CDMX; la declaración de procedencia contra el gobernador de Tamaulipas
Francisco Javier Cabeza de Vaca no prosperó porque fue rechazada por el
congreso tamaulipeco; y Cuauhtémoc Blanco conservó el fuero al considerarse que
la fiscalía de Morelos integró mal la carpeta de investigación.
El tema del fuero amerita estudio minucioso.
Si al final prospera la propuesta para eliminarlo a
diputados y senadores, también habría que ponerle fin a la inmunidad que tienen
altos funcionarios de los poderes judicial y ejecutivo, para que todas y todos
los servidores públicos estén en igualdad de condiciones y nadie se salve de
rendir cuentas cuando cometa algún ilícito.
Solo hay un riesgo eliminando el fuero: la
venganza.
X y TikTok: @zarateaz1
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