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lunes, 3 de marzo de 2025

 



LA UNAM ES SEMILLERO DE PERSONAS ESCULTORAS:

HORACIO CASTREJÓN GALVÁN


  • A propósito del día internacional de esos artistas, que se conmemora el 6 de marzo, asegura: se pueden inspirar en todo, en la vida, su pasado, historia, descubrimientos científicos, etcétera.
  • El espacio, considera, se vuelve materia para esculpir.

 

La escultura participativa puede expresar cualquier aspecto de la sociedad de una forma tridimensional, al dejar de ser solo contemplativa juega, cada vez más, un papel más relevante, enfatiza el escultor y coordinador de la Licenciatura en Artes Visuales de la Facultad de Artes y Diseño (FAD) de la UNAM, Horacio Castrejón Galván.

 

En el legado de las grandes civilizaciones ocupa un lugar primordial. Desde la antigüedad ha cumplido diversas funciones: emocional, histórica, anímica o conmemorativa, por mencionar algunas; y en ese sentido es importante para la humanidad, afirma.

 

Hoy en día su trascendencia radica en las obras y su legado a otras expresiones artísticas contemporáneas, como la instalación (un género artístico tridimensional), donde convive con la pintura, el video o el grabado, argumenta en entrevista con motivo del Día Internacional del Escultor, que se celebra el 6 de marzo.

 

A decir del experto, no podemos hablar de esa disciplina artística como un adorno en una habitación, porque ha salido de las casas y abandonado el rincón de un jardín para constituirse en “algo público” y en un punto de referencia en ciudades enteras, como ocurre con el Espacio Escultórico de Ciudad Universitaria, un sitio donde se plasmó la realización creativa de un grupo de artistas que intervinieron un lugar natural donde el espectador puede pasear en torno a esas producciones monumentales e internarse en ellas.

 

El doctor en Artes y Diseño señala que México es cuna de escultoras y escultores destacados; en la actualidad, la lista la encabeza Sebastián, cuyo trabajo está en distintas partes de la capital y del país; también Soriano, Hellen Escobedo, Yvonne Domenge, Ángela Gurría, entre otros.

 

Sobresalen las y los egresados, o quienes fueron o son académicos de la Universidad Nacional como Federico Silva, Manuel Felguérez, María Elena Somonte, Margarito Leyva o Jesús Mayagoitia.



Incluso históricos como Manuel Tolsá, quien fue director de Escultura de la Academia de San Carlos, inaugurada en 1785 y que pasó a formar parte de la Universidad Nacional en 1910, cuyo edificio hoy alberga a la División de Estudios de Posgrado de la FAD.

 

Esta casa de estudios, la institución más antigua del país en la enseñanza de las artes, sigue siendo semillero de grandes creadores; la matrícula de la carrera de Artes Visuales en esa entidad académica es de aproximadamente 250 estudiantes; se estima que 10 por ciento se preparan como personas escultoras, refiere el experto.

 

Dentro del inventario de bienes artísticos y culturales que forman parte del Patrimonio Universitario de la UNAM, se cuenta con un total de mil 208 esculturas, de las cuales se tiene un registro de 155 de gran formato (de esas 116 tienen escalas monumentales), 242 de mediano formato y 811 de pequeño formato.

 

De acuerdo con la Dirección General del Patrimonio Universitario (DGPU), de ese total 459 se ubican en Ciudad Universitaria y 749 están distribuidas en distintas dependencias y entidades académicas del área metropolitana y foráneas. Ese patrimonio artístico está asegurado.

 

Además, el Patronato Universitario dispone de un Programa Anual de Conservación-Restauración para la adecuada preservación de las piezas, cuyas intervenciones están a cargo de la DGPU.

 

Formas tridimensionales

 

Los escultores, destaca Castrejón Galván, somos observadores de los objetos, las texturas y los volúmenes. Y para llevar la creatividad al campo tridimensional, el espacio también se vuelve una materia de nuestra labor.

 

Esos artistas visuales se pueden inspirar en todo, en la vida, su pasado, historia, descubrimientos científicos, etcétera. El arte y los elementos gráficos pueden tocar todos los aspectos humanos, incluso los que parecerían más alejados, como las matemáticas, donde hay gráficas, puntos, líneas o planos. 



 

Horacio Castrejón aclara que, dentro de las artes visuales, la escultura es la que requiere más esfuerzo, herramientas, instalaciones y materiales. La cálida madera, el metal frío pero duradero y capaz de transformarse y adquirir nuevas formas, la piedra de origen ancestral, o el moldeable barro, son algunos de los empleados a partir de la prehistoria; su uso depende de lo que el artista quiere transmitir. Se elige por su color, temperatura, el lugar donde será ubicada la obra. Hoy se habla de escultura blanda, hecha sobre todo con base en textiles y fibras.

 

El universitario explica que enseñar a esculpir es un proceso un tanto largo “porque no llegamos directamente a atacar un bloque” (de mármol, madera, etcétera); esa no es la única forma de expresión de este arte.

 

En la carrera, detalla, hay tres áreas que corresponden al mismo número de niveles. El primero es el modelado: “empezamos desplazando volúmenes de un material moldeable, que se puede modificar fácilmente, y haciendo una forma específica; al aplastar, sustraer o añadir, la pieza toma forma; además, nos permite reconsiderar tantas veces como sea necesario”.

 

El siguiente es la construcción, en donde el espacio es también un elemento moldeable. “Tenemos la facilidad de cortar, por ejemplo, placas de metal o laminados de madera en la forma que queramos, de encajarlos e ir haciendo un elemento tridimensional que, además de volumen, al mismo tiempo se fusiona con el espacio”.

 

Una vez que somos conscientes de “lo lleno” y “el vacío” por medio de esa construcción, y del proceso de segmentar y volver a adherir en otro punto, estamos preparados para el tercer nivel que es la sustracción. Aquí hay básicamente dos técnicas tradicionales: madera y piedra; con discos de corte y cinceles se va eliminando material de un bloque original.

 

Castrejón Galván recuerda que Miguel Ángel Buonarroti decía que Dios había puesto la pieza adentro y que él nada más quitaba lo que sobraba; esa es una idea romántica, porque en realidad uno proyecta lo que desea obtener. Se requiere precisión al golpear con el cincel, desbastar y, por último, lijar, y para lograr el equilibrio de la pieza y mantenerla erguida. Requerimos que una creación se sostenga y que permanezca así por siglos.

 

Esta especialidad demanda talleres más amplios que los de un pintor, por ejemplo, con piletas para hidratar el barro y una plancha para amasarlo; herramientas como cinceles, estiques, pinzas, alambre, soldadora, horno para la cerámica, etcétera.

 

El Día Internacional del Escultor se celebra en conmemoración del nacimiento del Miguel Ángel Buonarroti (6 de marzo de 1475-18 de febrero de 1564).

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