Mujer al mando de las
fuerzas armadas
Para Contar
Arturo Zárate Vite
En el diccionario de la Real Academia Española
la palabra “comandanta” pareciera tener definición con tinte machista porque de
manera simple dice que se trata de la “mujer del comandante”. En cambio, cuando
se refiere a “comandante”, le da connotación militar.
Prácticamente es un hecho que a partir de 2024
será mujer la que gobierne México y no habrá mayor problema en llamarla
presidenta. El mismo diccionario habla de presidenta o presidente con igual
valor.
El tratamiento es distinto en el caso de
“comandanta” y adquiere mayor relevancia el tema cuando está a la vista el
esfuerzo mundial por garantizar la paridad e igualdad entre hombres y mujeres.
Por primera vez en la historia de México, no
solo habrá presidenta, también comandanta (comandante) suprema (supremo) de las
fuerzas armadas.
La Ley Orgánica del Ejército y Fuerza Aérea
Mexicanos habla de “comandante supremo de las fuerzas armadas”.
Mera cuestión semántica.
Incomoda y hasta duele que para el diccionario
de la Real Academia Española “comandanta” sea la “mujer del comandante”.
Los tiempos son otros, México no sería el
primer país que tiene al frente de sus fuerzas armadas a una mujer. En la
mayoría de las naciones la presidenta adquiere ese rango.
En nuestro país, el dominio de los varones en
las instituciones militares ha sido absoluto.
La mayoría de los cargos superiores los ocupan
hombres, explicable en una sociedad mexicana que por muchos años relegó a
tareas caseras a las mujeres, como en muchas partes del planeta.
Hasta ahora, no hay ninguna mujer Generala
(general) de División ni tampoco Almiranta (almirante), los grados más altos en
el Ejército y la Marina.
Sin embargo, cada vez hay mayor promoción en la
milicia para que las mujeres participen y asciendan.
El que una mujer llegue a la presidencia y se
convierta en la comandanta suprema de las fuerzas armadas, podría contribuir a
favorecer la escalada femenil en la jerarquía militar.
Hay cambio en la mentalidad de los varones
hacia las mujeres. No ha sido fácil revertir la inercia en los diferentes
ámbitos, la costumbre es poderosa. Todavía la plena paridad está lejos.
Por esa disciplina que caracteriza a la
milicia, sin discusión aceptará que una mujer se convierta a partir de 2024 en
presidenta y comandanta suprema de las fuerzas armadas.
Habrá que llamarla comandanta, porque eso será
al frente de todas y todos los soldados, marinos, integrantes de la fuerza
aérea y guardia nacional del país.
Ya los legisladores se encargarán de modificar
las leyes militares, para que incluyan el término “comandanta” o cambiarlo por
“jefa”.
Y es de esperarse que la Real Academia Española
revise su diccionario y el significado que le da a “comandanta”, valorar si
debe seguir igual o actualiza la definición.
Nada bien suena que “comandanta” sea la “mujer
del comandante”.
Seguro que a las mujeres que compiten por la
presidencia de la República las tiene sin cuidado este tema, porque su
prioridad es lograr la mayor votación en las elecciones del próximo año.
De cualquier manera, no sobra ni es ocioso
procurar el uso de términos correctos.
La paridad en el lenguaje es necesaria,
contribuye a seguir en la línea de adaptar al mundo a la nueva realidad.
https://www.youtube.com/@arturozaratev
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