TODOS CONTRA TODOS
ROMPECABEZAS
ABEL LUNA ESPINOSA
A INICIOS DE la Legislatura LIV
Legislatura platicaba con la diputada Beatriz Rojas, del séptimo Distrito por
la Ciudad de México, que en el mediano plazo podría preverse una implosión dentro
del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), básicamente porque ese
espacio político fue integrado con las diferentes corrientes que tenía el
Partido de la Revolución Democrática y por tanto todos sus líderes llevarían
agua a su molino y jalarían por su lado.
El tiempo ha pasado y
ahora puede verse con gran claridad de qué manera dentro de los espacios
políticos morenistas, en donde realmente se toman las decisiones, van todos
contra todos y el pretendido líder Mario Delgado no ha podido lograr acuerdos
perdurables, por ello ahora se escudan en las encuestas para la fijación de
candidaturas porque no pueden lograrlas mediante acuerdos internos.
Quizá el ejemplo más
claro fue la notoria falta de cohesión entre sus bases del partido que llevó al
poder al presidente López Obrador mostrado en los grandes espacios del evento
político frustrado en el Estadio Azul, de la capital de la República, el pasado
día 23 suspendido por la morenista Claudia Sheinbaum por falta de asistentes a
esa concentración en donde, también estaría Omar García Harfuch, el
controvertido exsecretario de Seguridad Pública de la Ciudad de México, por las
sospechas de su participación en los lamentables hechos de Ayotzinapa.
Ahora, en otro sentido,
las famosas encuestas que desde hace tiempo hasta algunos medios de comunicación
han entrado al aro con miras a los comicios del año próximo, han sido muy
cuestionados por propios y extraños, dado que, por ejemplo, han dado en las
últimas horas ventaja de García Harfuch sobre su más cercana contendiente, Clara
Brugada, exalcaldesa de Iztapalapa, quien se pasea de lo lindo en muchos
espacios periodísticos asegurando que será la próxima jefa de Gobierno en la
capital del país.
La realidad es que ambos
han tenido entrevistas a modo, con notorio apoyo económico de por medio, en espacios
periodísticos donde no les han planteado preguntas complicadas de sus resultados
precisos acerca de sus resultados en sus respectivos empleos anteriores.
Es más hasta las
preguntas están notoriamente acordadas con los equipos de ambos contendientes y
ello puede notarse porque las respuestas prácticamente parecen haber surgido de
guiones previamente aprendidos.
Al tiempo veremos si la
voluntad del electorado coincide plenamente con las sesgadas respuestas que
ahora plantean en público, porque un punto del proceso es el discurso y otro
muy diferente es en el momento se sentarse en su despacho para la toma de
decisiones.
Los treinta y tantos
millones de votos que lograron a su favor en las elecciones de 2018 no fueron
porque plantearon un programa aparentemente de cambio, pero los hechos han
demostrado que eso es sumamente dudoso y debatible en muchos temas dejados a su
paso por las funciones públicas. Y tampoco porque sean los más “democráticos”,
inteligentes o preparados para darle solución a los constantes y recurrentes rezagos
en los sectores de la salud y la educación, por no ir más al detalle.
A FINAL DE cuentas las
guerras tienen como escenario de fondo el interés de las grandes empresas para
aprovecharse de la muerte y destrucción que dejan a su paso las armas, los
cohetes y ahora hasta el uso de drones.
El caso más lamentable ha
sido la muerte de 5 mil palestinos de los últimos días, quienes han quedado en
medio del fuego de los extremistas de Hamás y de las tendencias expansionistas
del gobierno de Israel, secundadas por las también finalidades bélicas de los
intereses empresariales enquistados en el gobierno de los Estados Unidos.
Los poderes de éstos
últimos países han apostado siempre al olvido colectivo y abrir la memoria a
sus pasados es altamente peligroso para que la comunidad internacional vea
claramente sus constantes intenciones expansionistas.
Tampoco dejemos de lado
que muchas de las decisiones emprendidas por el actual ocupante principal de la
Casa Blanca, Joe Biden, como del supremacista Donald Trump, están enmarcadas en
la transnacionalización e indefinición imperial contemporánea con la mirada
hacia sus elecciones del 2024.
EN EL YA lejano julio de
1932 el científico Albert Einstein envió una carta al Sigmund Freud, el padre
del psicoanálisis, preguntándole: “¿Hay alguna probabilidad de controlar el
desarrollo psíquico de los hombres, de tal manera que se volvieran impermeables
a la psicosis del odio y la destrucción?”
En la misiva también
mencionaba: “Pienso aquí, particularmente, en que dentro de cada nación existe
un pequeño grupo de hombres -cerrados a cualquier consideración social e
inhibiciones- para quienes la guerra, la fabricación de armas y su comercio no
es más que una oportunidad para sacar provecho personal y ensanchar su propio
poderío”
El austriaco contestó: “Cuando
a los hombres se les condiciona para la guerra. Una gran cantidad de
motivaciones pueden responder en ellos, nobles y bajas, de las que se habla
abiertamente, y otras, de las que no se habla”
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