¿HASTA CUANDO?
ROMPECABEZAS
ABEL LUNA ESPINOSA
LA CRECIENTE VIOLENCIA que
vemos a cada momento no es gratuita, es el cúmulo de errores, negligencias,
corrupciones de muchos tipos e incompetencias del presente y del pasado.
Para especialistas e
investigadores analistas del tema este clima es la cúspide de la gran
tolerancia y colusión que las autoridades públicas de propiamente todos los
niveles de gobierno han tenido con la delincuencia. En esto hay mucho de
certeza, pero, como he expresado en otras ocasiones, hay excepciones.
Desde hace muchos años la
corrupción en los pasillos de juzgados, ministerios públicos y reclusorios ha
sido constante. Las injusticias se han convertido en medio para venganzas
políticas o encubrimientos de corrupciones, incluyendo las de cuello blanco
cuyos nombres todos conocemos por su constante paso en las páginas noticiosas.
El gran factor de este clima
violento es que sus causantes se saben impunes. Por mal ejemplo, cualquier
sujeto compra un arma y sin medida puede dedicarse al asalto y si llegaran a
detenerlo, prácticamente de inmediato entra en contubernio con los policías
para formar bandas de malhechores. Nada nuevo, por demás, pero esto sigue siendo
actual desde aquellos tiempos de mazmorras y torturadores en sótanos poco o
nada conocidos.
Recientemente, el caso de los
muchachos desaparecidos de Ayotzinapa, Guerrero, rebosa de contradicciones ente
las partes, entre los realmente implicados, entre testigos acallados, ocultados
e inclusive muertos, porque al paso de los 9 años de aquellos hechos la
realidad vuelve a ocultarse con el manto de la impunidad por parte de intereses
poco claros.
Las marchas de protesta poco o
nada han logrado mientras las policías y el ejército sigan ocultando -o, ¿por
qué no? – y hasta despareciendo evidencias que pudieran aclarar plenamente lo
ocurrido aquella noche.
Hay muchos nombres de
funcionarios y legisladores, del pasado y actuales, flotando entre las sombras
de aquellos lamentables hechos. Inclusive, hay algunos que están entre quienes
perfilarse candidatos a puestos de elección hacia las votaciones del año
próximo.
LAS ESCENAS DE incendios de
vehículos en carreteras y algunas ciudades forman parte de las tácticas de
temor hacia las poblaciones. Pero lo peor del caso es que los medios de
comunicación, con la constante difusión y repetición diaria, a todas horas, han
secundado esos planes del crimen organizado de amedrentamiento hacia la
sociedad e inclusive hacia los mismos agentes policiacos.
Consciente e inconscientemente
de los jefes de información que parecieran no tener imaginación en la búsqueda
de otras noticias.
De manera que un hecho lo
magnifican y los repiten en todos sus espacios, de día, noche y madrugada, sin
importar para nada que del otro lado haya niños o menores presenciando hechos
de sangre. Y en ello, la Secretaría de Gobernación ha sido omisa desde hace
años.
Las pintas, las desapariciones
forzadas (¡Hay más de 100 personas en esta situación en todo el país!) los
interrogatorios videograbados, entre otras formas de difusión forman parte de
esos planea de terrorismo cotidiano.
En otro sentido, como parte de
esa violencia que ha aumentado en los últimos años, también puede anotarse a
los miles de familias que han sido desplazadas de sus comunidades por el
constante amedrentamiento de grupos armados, quienes ahora también los agreden
desde el aire con drones equipados con pequeñas bombas.
Ello sin dejar de lado a los
miles de huérfanos y viudas ocasionados por estas campañas de agresividad, sin
que haya poder humano que los detenga.
La impunidad como puede verse
está presente en muchos espacios de la vida de millones de mexicanos. En gran
medida porque ha tenido su gran base en la corrupción, pública y privada, que
se ha desatado porque, repito, sus perpetradores saben que en muy contadas
ocasiones serán llevados a las puertas de la justicia.
En conclusión, ¿hasta cuándo
los mexicanos seguiremos tolerando estos espacios de abusos incontables? ¿hasta
cuándo seguirán quienes solapan a delincuentes disfrazados de funcionarios
públicos sin importarles los millones de pesos en pérdidas por las acciones
delincuenciales?
Las urnas darán muchas
respuestas para el año próximo.
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