Los diferentes
Arcano Literario
Por Mario Luis ALTUZAR SUÁREZ
Al medio millón de muertos en tres años en México
…zoccc! Pongoshhhh! Trashhh! Sonidos graves que rompen el silencio de la obscuridad del cuerpo delgado de metro ochenta al caer en las resbalosas baldosas en donde las manos tientan un líquido espeso… muy pegajoso por un tiempo que parece eternizarse en el deslizamiento del cuerpo que ¡por fin!, logra detenerse al afianzar la mano derecho una cosa tan viscosa, empero, sin tiempo para el asco y menos por desconocer lo qué es en la ceguera temporal.
En este instante de quietud corporal, su mano izquierda hurga desesperada las bolsas del saco de su traje adquirido a bajo precio, en el mercado popular citadino, y que presumió con sus compañeros de trabajo de que es hecho a la medida en una sastrería británica. Sonríe el ubicar su teléfono celular en la bolsa interna a la derecha. Lo ubica con la revolución de sus pensamientos en la búsqueda de los mandos de la lámpara.
¡Horror! ¡Se asusta al ver el escenario! Frenó su deslizamiento corporal una pila de desollados infantes, mujeres, adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos, antes de recibir el tiro de gracia que les permitió descansar de la infame e inútil tortura y aliviar así, su agónico dolor con el silencio de la muerte, en medio de las carcajadas burlonas de sus verdugos.
Él, al huir de los morenos de uniforme gris como su ausencia de escrúpulos, atestiguó su desesperación los mudos murales de Diego Rivera en las paredes de las escaleras palaciegas. El miedo le llevó por escalones subterráneos y penetró a esa oscuridad desconocida de los fríos sótanos con su máximo secreto de Estado que complementaban la frase burlona del narcopresidentito dictatorial, disfrazado de izquierda: “¡No! No somos lo mismo que la Mafia del Poder. Somos diferentes. Democráticos. Respetuosos de las críticas y de los opositores. ¡Aquí no tenemos presos políticos!”
Tiene razón, se dice en sus pensamientos el tropezado con los fiambres humanos y concluye: No hay presos políticos porque ¡todos están muertos!
Se promete así mismo denunciarlo si logra salir con vida del lúgubre lugar empero, los cuadros medios que cuidan la línea editorial de la televisora, argumentan insuficiencia de pruebas y… días después, se mira en el principal palco del estadio de fútbol, al menor de los hijos presidenciables, ¡tan rozagante al lado del magnate televisivo! Lo invitó a disfrutar el partido de su equipo.
¿El periodista? ¡Bueno! Sigue vivo. Aunque en honor a la verdad, Roberto, a pesar del tiempo transcurrido, no ha conseguido borrar las manchas de sangre… y ese olor nauseabundo, quedó impregnado en sus manos, ¡en toda su piel! El generoso aumento de sueldo es insuficiente para encontrar un producto de sanidad.
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México, a 28 de mayo de 2022.
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