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lunes, 24 de enero de 2022

 


¿Línea de sucesión?

CONTRAFILO

José García Segura


Dicen los abogados que, a confesión de parte, relevo de prueba.

Con su “testamento” político el presidente de México, Andrés Manuel
López Obrador se situó al lado de sus pares, en su mayoría
emperadores, reyes o dictadores.

Olvídese de Constantino I, emperador de Roma quien en el año 337 DC
decretó “el carácter hereditario de los oficios” además de emitir el
Edicto de Milán.

Olvídese de Luis XVI, Rey de Francia y duque de Berry quien se dejó
influenciar por la reina “y por una camarilla de cortesanos”

Hagamos caso omiso a Agustín de Iturbide y a Maximiliano de Habsburgo
en nuestro país.

Miremos hacia el siglo XX: Hitler, Franco.

Situémonos en el Siglo XXI donde Hugo Chávez, de Venezuela, designó
como sucesor a Nicolas Maduro, el presidente que habla con los
pajaritos.

Dice el macuspano que, en caso de fallecer, su testamento, del que
esbozó algunas líneas, garantiza la gobernabilidad.

En los sueños del mandatario seguramente la “regenta” o “Major” en la
CDMX, a quien impulsa como candidata presidencial para 2024, se
convertiría en jefe de Estado suplente.

Deje le digo que, por aquello de que el tabasqueño llegara a morir
siendo presidente, los mexicanos tenemos el artículo 84 en la
Constitución:

“En caso de falta absoluta del titular del Poder Ejecutivo, el
secretario de Gobernación…” -- en este caso el hijo de Payambé López,
antiguo protector de “André Manue” -- asumirá el mando
provisionalmente en tanto el Congreso, morenista, por cierto, nombra a
un presidente interino o sustituto.

Sobran, pues, las instrucciones del Testador.

A nadie importa que deje a nuestro país en lo que llama “un proceso de
transformación”.

Ante “la posibilidad de una pérdida de mi vida”… escribió.

Dios no lo quiera, pero de la Revolución para acá, AMLO habrá sido el
único presidente en morir en el cargo.

Si hubiera perdido la vida en cualquiera de sus dos infartos el
Congreso debió nombrar a un presidente interino.

Como ya está en los umbrales del cuarto año, quien le sucediera
ejercería el mando en calidad de presidente substituto.

Parodiando al jefe de Estado mexicano, si muere o no, “No Pasa Nada…”

Ya ven: Vladimir Ilich Lenin, URSS 1923; Adolf Hitler, Alemania y su
Canciller Goebbels (1945); Francisco Franco, España (1975); Juan
Domingo Perón, argentino (1974); Augusto Pinochet, Chile (2000); Hugo
Chávez y Nicolas Maduro en Venezuela…

En la cola de Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal y
demás cuatreristas hay muchos formados.

En esa cola, la de la sucesión presidencial, ni la corcholata, ni el
canciller, ni nadie puede asumir el mando por designación.

¿Qué puede heredar el testarudo testador si no es dueño de nada?

Como dicen los abogados, “nullam sit confessio ex prueba” o lo que es
lo mismo, “a confesión de parte, relevo de prueba”.

Mail: josegarciasegura@gmail.com

 


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