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viernes, 22 de octubre de 2021

 

LLEGANDO A LA META CON ANA

CULTURA IMPAR

José Manuel Rueda Smithers

 

Ahora prefiero mirar al futuro, porque el presente es oscuro.

Prefiero mirar al futuro porque vamos a superar este presente juntos.

Laura García, periodista.

 

Los tiempos difíciles generados por una infausta pandemia, pareciera que les roban la atención a otros padecimientos -generalmente costosos y difíciles- que merecen voltear la mirada y hacernos aprender lo que son, para otorgar, aunque sea poco, algo que permita enfrentar sus propios momentos, a personas que necesitan más allá de una mano amiga.

Un inesperado encuentro con una invitación para participar en una carrera-caminata con causa, de esas a las que, por el puro tema, es difícil rehusarse y así ayudar a generar conciencia no nada más en favor alguien, sino para entender lo difícil que es para muchos, lograr ya no digamos calidad de vida, sino sobrevivir por alguna enfermedad.

Los riñones juegan un papel fundamental en la regulación del equilibrio ácido base en el organismo.

La Insuficiencia Renal Crónica, IRC, es una enfermedad progresiva e irreversible que frecuentemente lleva a un estado terminal, en el que el paciente requiere Terapia de Reemplazo Renal (TRR), es decir diálisis o trasplante para poder vivir.

El paciente con IRC también tiene un riesgo elevado de presentar desnutrición calórico proteica, ya sea inducida por la enfermedad o por el tratamiento de diálisis.

En el mundo, más de doce millones de personas luchan por sobrevivir a los tratamientos de la IRC.

En México, desgraciadamente no hay una estadística confiable en torno del número de pacientes que se atienden por ello, pero se estima que fácilmente rebasan los 50 mil. También, es la segunda causa más importante de años de vida perdidos en Latinoamérica.

Existen tres tratamientos de la insuficiencia renal crónica terminal: hemodiálisis, diálisis peritoneal y trasplante renal.

Sin importar el tratamiento que se trate, el costo por paciente rebasa los 250 mil pesos al año.

Nada más para sellar los comentarios, el Instituto Nacional para la Salud Pública, menciona que esta enfermedad se ha descrito como la enfermedad crónica más olvidada; sin embargo, representa un grave problema de salud pública en México y el mundo.

Su impacto se refleja en alta demanda de recursos humanitarios, económicos y de infraestructura para su tratamiento.

Vaya entonces un merecido reconocimiento al Instituto Nacional de Cardiología, que -ante la crisis de la pandemia del Covid- mucho más allá de sus propios límites, acogió a los pacientes con problemas renales, brindando una atención de primer nivel. Enhorabuena por eso.

 


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