IKIGAI O CÓMO ENCONTRAR TU RAZÓN DE SER
Por RODOLFO GONZÁLEZ SARRELANGUE
Cada
pensamiento positivo es una oración que cambiará tu vida.
Anónimo.
Estos tiempos de pandemia han sido una oportunidad
para todos de cambiar, ya sea para mejorar, empeorar o quedarnos como estábamos
antes de que surgiera el COVID-19 y sus variantes.
La crisis también nos enfrentó a la soledad y se
abrió la posibilidad de encontrar en ella nuestra razón de ser o Ikigai, como
le llaman los japoneses.
En esta pandemia tuve oportunidad de leer un
estupendo libro de Andrea Rodríguez, a quien no tengo el gusto de conocer, pero
agradezco la aportación de su obra, Nueve Hábitos Japoneses que Cambiarán tu
Vida
Reconozco que hace muchos años me embarqué en un
viaje interior, el cual arrojó como resultado darme cuenta de que los problemas
no estaban fuera, ni los demás tenían la culpa de lo que me pasaba o cómo me
iba en la vida.
Desde la práctica de artes marciales, el encuentro
con el yoga, tai chi, Chi Kung e incursionar en filosofía oriental, me llevó a
darme cuenta que los demonios que debía enfrentar y vencer eran los míos y no debía perder el tiempo
buscando responsables afuera.
El libro de Andrea Rodríguez es uno de los elementos
que comparto con ustedes para que a través de estos hábitos japoneses, de los
cuales hoy trataré solo el primero, el Ikigai, podamos replantearnos nuestra razón
de ser.
El término Ikigai nació en la isla japonesa de
Okinawa, famosa por ser uno de los lugares más longevos de Japón y del mundo.
Los habitantes de esta isla aseguran que la razón por la que viven muchos años
es porque saben lo que les gusta hacer y se dedican a ello durante toda su
vida.
Todo habremos enfrentado incomodidad, insatisfacción
o poca motivación en lo que hemos hecho durante nuestra vida. El Ikigai puede
sintetizarse como todo aquello que te motiva e impulsa cada día a levantarte y
perseguir tus sueños, cuando haces lo que te gusta y enfrentas los obstáculos
que se presentan a lo largo del camino.
El Ikigai se basa en cinco pilares:
1. Empezar de a poco: cualquier
cosa que tengas en mente hacer, empieza por lo pequeño, muévete por pequeños
pasos y haz las cosas bien.
2. Olvidarse de sí mismo: no
actúes solo en función de las recompensas, sino que trata de dejar a un lado tu
ser y experimentar el placer de dejar fluir.
3. Armonía y sostenibilidad:
búscalas y ten en cuenta que tus acciones tienen un impacto en el mundo que te
rodea y en otras personas.
4. Alegría por las cosas pequeñas:
presta atención a las pequeñas cosas, a un rayo de sol que te calienta, a una
tasa de café por la mañana, a la música que te gusta, al baño después de hacer
ejercicio, a la paz que hay en el silencio, etc. A menudo estas son las cosas
que nos hacen sentir felices y en armonía con nosotros mismos.
5. Aprende a vivir en el aquí y
ahora. El pasado ya se fue, el futuro no existe y lo único que tienes es el
presente que, como su nombre lo indica, es un regalo. Quédate en el aquí y
ahora. Acepta tu presente, agradece lo que tienes, deja de enfocarte en tus carencias
y luego intenta mejorarlo si quieres.
¿Cómo encuentro mi Ikigai? Para
encontrar tu propósito o razón de ser, debes buscar en tu interior y debes
examinarte con detalle y honestidad, sin compararte con los demás, pues no eres
ni mejor ni peor que nadie. Eres, y debes enfocarte en ello, lo mejor de ti
mismo.
Hubo un poema llamado
Desiderata, atribuido a Max Ehrmann, abogado y poeta del estado de Indiana,
quien reclamó los derechos de autor en 1927, aunque existen versiones de que
una copia de ese texto fue encontrada en la iglesia de San Paul, en Baltimore, y
su escritura se remonta a 1692.
Sin importar la autoría o la
fecha de su redacción, este poema cuyo nombre en latín se refiere a las cosas
deseadas, estuvo muy de moda en la década de los 60, con el movimiento hippie y
en uno de sus párrafos refiere:
“si te comparas con los demás,
te volverás vano y amargado, pues siempre habrá personas mejores y peores que
tú”
A grandes rasgos el Hikigai
plantea encontrar un trabajo que ames, en lo que seas bueno y que sea tu
principal fuente de ingresos. Se concreta en cuatro uniones:
1. Lo que amo más lo que el
mundo necesita significa mi MISIÓN.
2. Lo que el mundo necesita,
más aquello por lo que me pagan da por resultado la VOCACIÓN.
3. Aquello por lo que me pagan,
más aquello en lo que soy bueno significa mi PROFESIÓN.
4. Aquello en lo que soy bueno,
más lo que amo representa mi PASIÓN.
Cada uno de nosotros vino a
este mundo con un don y un propósito y es nuestro deber descubrirlo, para esto
debemos tener nuestras palabras, nuestros pensamientos y nuestras acciones
enfocados en una misma dirección. Esto no quiere decir que solo debemos
desarrollar un propósito a lo largo de la vida. Nunca es tarde para hacer lo
que realmente amamos. No tengas miedo a perder lo que ya has ganado, no
hipoteques tu felicidad a un título, a un oficio, a un lugar que no te llena, a
un trabajo que te hace la vida amargada. Solo tenemos una vida y el tiempo que
se va no vuelve jamás.
Encontrar y desarrollar tu
Ikigai no te garantiza que los días grises desparecerán, pero te dará la
motivación y la energía necesaria para mantenerte en el camino, enfocado en tus
metas.
Muévete. Algo importante te
espera. Anónimo.
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