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martes, 3 de agosto de 2021


 Anosognosia o Alzheimer

Por Rodolfo González Sarrleangue

¿Les ha pasado que en una conversación de repente se interrumpen y se les olvida el nombre de una persona, de una película, una canción o determinada experiencia o, por otra parte, seguro les ha ocurrido que llegan a una habitación y no se acuerdan qué buscaban o no recuerdan dónde dejaron las llaves o cualquier objeto?

Cuando estamos con un amigo con temperamento de verdugo, es muy probable que nos advierta sobre la inminente presencia del alemán Alzheimer o del italiano Franco Deterioro.

Sin embargo, no es conveniente preocuparse pues cuando lo hacemos consciente es una característica de gente de cincuenta años en adelante y los especialistas inventaron un término que parece trabalenguas para denominar a esta actitud peculiar: anosognosia que, para consuelo de quienes estamos en la etapa de cincuenta o más no es Alzheimer.

La anosognosis se define como la incapacidad de introspección del paciente respecto a los déficits cognitivos y las alteraciones del comportamiento.

Proviene del griego y está formada por la conjunción del prefijo a (sin), nosos (enfermedad) y gnosis (conocimiento) sin conocimiento de enfermedad. Cuando ocurren situaciones de olvido o de no recordar algo que buscábamos suele ocurrir que minutos, horas o incluso días después nos acordamos y siempre nos queda la excusa de que “lo tenemos en la punta de la lengua”

Este síntoma aparece de forma temprana en algunas personas con demencia y más tarde en otras, conduciendo a la falta de conciencia de la enfermedad en distinto grado.

Camilo Sánchez S, maestro en Neurociencias, de la Facultad de Medicina, de la Universidad Nacional de Colombia aseguró que quienes estamos en cierta edad nos preocupamos por situaciones como:

1.   No recordar algunos nombres propios.

2.   No encontrar nunca dónde dejamos las cosas.

3.   Cuando estamos hablando, de pronto nos paramos y no recordamos lo que íbamos a decir o cómo continuar.

Esto nos da la sensación de que podemos padecer Alzheimer.

Si uno tiene conciencia del problema de memoria es que no lo tiene.

La mitad de los mayores de 50 años lo tenemos y presentamos algunas fallas de memoria, pero es más por la edad que por enfermedad y, si además eres consciente de ello, no tienes tampoco anosognosia.

La diferencia con quienes padecen Alzheimer es que ellos no están conscientes de su situación. Simplemente olvidan nombres, personas, pueden salir de casa y no saber regresar. Esa parte sí es patológica y requiere de atención especializada o, en algunos casos, internar al paciente en una clínica o casa donde lo ayuden en su cuidado, le den sus medicamentos y no pueda salir a la calle solo.

Un amigo médico, quien no ha podido romper el turrón, (hablarme de tú), me dijo: -Mire Rodolfo, si usted tuviera Alzheimer, le recomendaría verlo desde el punto de vista positivo. De que en adelante va a conocer gente nueva a cada rato.

Mucha gente que entra en la etapa que yo he comentado con amigos de ¿te acuerdas cuando hablábamos de corrido?, que no recuerda el nombre propio de un individuo, o le ocurre que entra a una habitación sin saber qué iba a buscar, que olvida el título de una película o dónde se dejó los anteojos o las llaves se preocupa y le da temor de ser víctima de Alzheimer.

Según especialistas, quien es consciente de estos olvidos no tiene problemas serios de memoria, ya que quien padece de Alzheimer, no tiene registro de lo que efectivamente le pasa, ya que presenta anosognosia que consiste en no darse cuenta de lo que ocurre.

Cuanto más se queje usted de su memoria, menos probabilidades tiene de sufrir una enfermedad de la misma. No es Alzheimer, son los años. Así que no se preocupe por sus olvidos y mejor organice juegos de trivia entre sus contemporáneos, a ver quién se acuerda primero de lo olvidado.

Una forma de superar estos olvidos momentáneos o de prevenir la llegada de Alzheimer o de Franco Deterioro es practicar la atención consciente, en vez de pensar en si pagó el mantenimiento, la tarjeta de crédito. Es mejor estar aquí y ahora.

Otra sugerencia es volver o crear hábitos de dejar, por ejemplo, las llaves en un lugar fijo, guardar documentos en un archivo y como dicen, un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar.

Otro método de poner en movimiento los dos hemisferios cerebrales es armar rompecabezas, hacer crucigramas, palabragramas, sudokus, aprender un idioma, aunque nunca lo vaya a hablar, estudiar un instrumento musical, practicar meditación, yoga, tai chi, escribir, leer y convivir con amigos o familiares para practicar el viejo arte de la conversación. Namasté. 

 

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