¿Votar o no votar?
ROMPECABEZAS
Por ABEL LUNA ESPINOSA
EL PRÓXIMO DÍA domingo 6 de junio serán elegidos a nivel federal
300 diputaciones de mayoría relativa y 200 de representación proporcional, así
como 15 gubernaturas, 30 congresos locales, además de ayuntamientos,
regidurías, sindicaturas y juntas municipales.
¿Y usted ya decidió para qué
candidato será su voto? ¿Ha tomado en cuenta, en los casos de quienes aspiran a
reelegirse, que haya cumplido con sus promesas de campaña?
Ahora que si pertenece a quienes
suponen que absteniéndose lograrán cambios en la economía, por ejemplo,
permítame decirle que no es así porque los votos anulados o no emitidos no son
considerados en el conteo final de cada casilla.
El candidato gana o pierde aunque
sea por un solo sufragio.
El voto sigue siendo
secreto, sin duda, pero hay partidos
que, como muchos a lo largo de los últimos 30 años, han pretendido influenciar
las decisiones de los mexicanos por medio de regalos, tarjetas con dinero (eso
sí a depositar, después de los resultados de las elecciones), e inclusive
aprovechándose de la actual situación distribuyendo despensas.
Hace años el entonces dueño
de TELEVISA, Emilio Azcárraga Milmo, padre del actual dirigente de ese
consorcio, decía que la mayoría de los mexicanos “llevan una vida muy jodida y
la van a seguir llevando. Por eso nosotros tenemos que endulzársela”
De ahí el éxito de la
producción de telenovelas, los programas de concurso, en donde millones de
espectadores observan, con la mayor pasmosidad, como ocurren esos atentados a
los candidatos, y eso va para todos incluyendo niños.
La Secretaría de
Gobernación ha sido rebasada desde hace mucho para la regulación de los
contenidos de las transmisiones. Y luego nos quejamos de la violencia creciente
que ocurre en muchos estratos de la población.
La banalización de la
violencia en todas sus formas inunda las pantallas de la llamada televisión
abierta y de paga; aunque, claro, hay notables excepciones.
Ahora, sin embargo, en
el horizonte han reaparecido en esta campaña fuerzas sombrías que pretenden el
alejamiento de los electores de las casillas de votación, a través del
amedrentamiento de candidatos y en muchos casos asesinándolos.
Lamentablemente, hasta
el momento, han sido asesinados 79 políticos, 28 familiares de políticos
y 91 servidores públicos sin militancia: 198 víctimas mortales ligadas a la
política y al servicio público durante el proceso electoral, de acuerdo con los
datos del seguimiento que ha realizado la empresa consultora Etellekt.
Esto nos da
un horizonte de bruma en muchos estados de la República. Un indicio de en donde
podría generarse más violencia poco antes o durante los comicios, podríamos
localizarlos en donde han ocurrido más atentados a candidatos.
Sin embargo,
lo más importante es que los votantes no permitan ninguna actitud agresiva o de
amedrentamiento ese domingo, porque por encima de quienes tratan de imponer sus
intereses de grupo o de partido, estamos la mayoría de los mexicanos que
buscamos y deseamos una votaciones con la mayor calma.
LOS SPOTS DE las
candidaturas están a lo máximo en los medios de comunicación, pero ahora la
presencia en las llamadas redes sociales ha sido más cuantiosa porque ahí es
donde se está dando otra campaña electoral para atraer más votantes a las
urnas.
Los llamados bots
(robots) que envían mensajes a favor o en contra de determinado partido o
candidato, ya están a lo máximo en todas sus potencialidades.
Ahora que si usted ya
tiene muy claro cuál será la preferencia de su elección, créame que lo
felicito, porque ha sido tal la turbulencia de estos comicios, atizada en sus
extremos desde Palacio Nacional a través de su principal ocupante, quien
pareciera ignorar las consecuencias.
En el escenario
general, déjeme decirle, se perfila un descenso importante en las preferencias
de voto hacia los candidatos del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA),
aunque en su llamado “cuarto de guerra” parecen haberse confiado demasiado y
creen estos comicios les darán la continuidad de un proyecto –si es que lo
tienen- en donde siga la prevalencia de ocurrencias por encima de los
razonamientos.
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